Lisboa, ciudad de texturas.

Hace unos cuantos años estuve en Lisboa con una amiga, descubriendo la ciudad y algún que otro pueblito cercano.Puedo decir que me encantó.

Desde que llegamos hasta que nos fuimos sentimos la calidez de su gente, personas amables, cercanas, humildes de corazón y sin necesidad de impresionar, en resumen gente feliz. Puedo decir que me asombró ya que su calidez es mas cercana a la latinoamericana que a la europea, sin ofender.

En la ciudad mires donde mires hay algo que llama la atención, por lo menos la mía. Me perdía entre los mosaicos, fachadas descuidadas, remodeladas o recién construidas. Texturas, texturas y mas texturas.

Tienen construcciones muy interesantes como el Elevador de Santa Justa que para mi era algo muy llamativo y exótico, un ascensor para ir a otra parte de la ciudad, era la primera vez que lo veía en mi vida. Y otras tan bonitas como la Torre de Belém que servía de centro de recaudación de impuestos para poder entrar a la ciudad.

Y como no hablar del Fado, tuvimos la suerte de dar con un pequeño lugar en un patio de una vecindad donde lo que había eran sardinas y Fado cantado por una mujer muy portuguesa. Me encanto escuchar este tipo de música tan peculiar, con su  melancolía, nostalgia, fatalismo y frustración, expresado de una forma tan bonita.

Ayer que pensaba en el post que haría me vinieron a la mente estas imágenes y muchas otras, que muy a mi pesar no puedo compartirles, creo que las he perdido, aunque tengo la esperanza de que estén en otra computadora mas vieja ;(

Al abrir mis archivos digitales me di cuenta que me faltaban muchos sobre todo los de las excursiones que hicimos a lugares divinos como Cascais, pueblo de pescadores, o Sintra con su castillo tan colorido o el punto más occidental de la Europa Continental, Cabo de Roca. Es una lástima pero ya tengo un gran pretexto para volver!

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